El pasado 2 de septiembre aterricé en Castelo Branco, en Portugal. Francamente, no había buscado mucha información acerca de la ciudad. Vine a la aventura. Tan siquiera tenía algún piso donde alojarme. Pero yo soy así.
Tampoco conocía la cultura portuguesa ni el idioma, aunque intuía que no distaban mucho de la cultura Española y del Castellano. Al fin y al cabo todos somos Ibéricos.
Mi primera impresión nada más llegar, fue que los portugueses son en su mayoría unas personas muy cordiales, siempre intentan ayudar, y a los españoles nos tienen en muy buena consideración, por lo que al final el hecho de no traer nada preparado, gracias a ellos, no salió tan mal.
En cuanto a la ciudad… Castelo Branco es una ciudad pequeña, muy pequeña. En realidad es como un pueblo grande. Lo bueno es que gran parte de su población es estudiante, ya que tiene uno de los mayores Politécnicos del país, así que la gente joven abunda.
Los alrededores de la ciudad son preciosos, están llenos de montaña, y pequeños pueblos ideales, como las Aldeas de Xisto, Penha García o Monsanto. Todos ellos dignos de visitar.
La ESART tiene una dinámica muy parecida a la EASDB con muchas clases prácticas, pero al pertenecer a una universidad más grande, tiene mucha más autonomía, y sobre todo, más presupuesto. Algo que me sorprendió enormemente fueron las excursiones gratis. Es maravilloso.
Desde el primer día de clase, recibí una atención excelente por parte del profesorado y personal no docente. Siempre están preocupados por mi bienestar (casi más que yo) Además, y al menos este cuatrimestre, soy la única Erasmus en Moda, así que soy la “niña mimada”. ¡Como para quejarme!
En resumen. Está siendo una experiencia fabulosa, en la que estoy conociendo a mucha gente estupenda, y no descarto buscar mi futuro por aquí.
Azucena Tubilleja