Erasmus en Nápoles, una experiencia en una ciudad muy especial

Hace ya dos meses que empecé esta aventura de hacer un Erasmus en Nápoles, una ciudad que tiene un encanto especial.
Al principio llegué sola, con una maleta cargada de cosas e ilusiones. Los primeros días y semanas no fueron fáciles pues todo es nuevo, una nueva y caótica ciudad, la necesidad de buscar un piso,  entender el idioma, la academia… Pero poco a poco te vas acostumbrando a tu nueva vida y ganando unas experiencias maravillosas,  amigos de todas partes del mundo, viajes y proyectos.
Nápoles en una ciudad preciosa y muy característica, las calles son estrechas, está llena de motos que se cruzan por todas partes, de pequeños comercios cuyos dueños te acaban conociendo, de puestos de comida (que por cierto, está buenísima), la ropa tendida por los balcones, el ruido de las calles,  los músicos callejeros, la gente joven, los pequeños bares llenísimos de personas…
La ciudad tiene muchos sitios que visitar, tiene varios castillos, un paseo marítimo larguísimo muy tranquilo para escapar del ruido de la ciudad, el Duomo, la Piazza Bellini, Piazza del Gesú Novo, el Vesubio, Pompeya… Pero además he viajado por otros lugares de Italia, como Roma, Florencia, Sorrento, Positano y Siena. Italia es un país lleno de cultura y arte por todos los rincones.
La Accademia di Belle Arti, es muy diferente a la Escuela de Burgos. Es más grande, utiliza unas metodologías diferentes, hay más libertad a la hora de trabajar y tiene un ambiente muy multidisciplinario.
Desde aquí animo a todos los estudiantes a realizar un Erasmus. No solo es una experiencia divertida, para viajar y hacer amigos, sino que además, te ayuda a ser mucho más independiente, a ser más abierta de mente, aprender un idioma y una cultura diferente y  te enseña nueva formas de trabajar